martes, 25 de noviembre de 2014

ÉTICA


IDENTIDAD

Del latín identitas, la identidad es el conjunto de los rasgos propios de un individuo o de una comunidad. Estos rasgos caracterizan al sujeto o a la colectividad frente a los demás. Por ejemplo: “El mate forma parte de la identidad rioplatense”“Una persona tiene derecho a conocer su pasado para defender su identidad”.

La identidad también es la conciencia que una persona tiene respecto de sí misma y que la convierte en alguien distinto a los demás. Aunque muchos de los rasgos que forman la identidad son hereditarios o innatos, el entorno ejerce una gran influencia en la conformación de la especificidad de cada sujeto; por esta razón tienen validez expresiones tales como “estoy buscando mi propia identidad”.
En este sentido, la idea de identidad se asociada con algo propio, una realidad interior que puede quedar oculta tras actitudes o comportamientos que, en realidad, no tienen relación con la persona: “Sentí que había perdido mi identidad; comencé a aceptar trabajos que no me gustaban y con los que no tenía nada en común”.
Cada día salimos a la vida con distintas ganas o inquietudes, pero siempre con un previo  paso por el espejo. Allí es donde consultamos si estamos (o somos) lindos y, por supuesto, nos marca aquellas cosas que tenemos que camuflar para que no nos señalen por la calle o cuales dejar a la vista si, por el contrario, no queremos pasar desapercibidos.

Así, en nuestra cotidianidad buscamos consenso entre nuestro si-mismo ‘interior’ y aquella persona que se relaciona con el mundo, con los otros… Pero ese contraste puede generar inseguridades personales y desconfianza del entorno…


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